«Había un hombre en Bombay, Nisargadatta Maharaj. Nadie lo conocía por este gran nombre; era conocido por las masas como «Beedie Baba» porque estaba continuamente fumando beedies. Creo que India tiene setecientas mil aldeas y en cada aldea puede encontrar al menos a uno de estos tipos. Amrito me escribió hace unos días, porque otro joven holandés se involucró mucho con Beedie Baba… El hombre parece ser muy sincero, pero el problema es que las personas que vienen de Occidente tienen un corazón muy infantil, muy confiados, y desconocen que en la India la espiritualidad es solo una rutina. Todo el mundo habla de grandes cosas y sus vidas son lo más feas posibles.

Cuando Beedie Baba dijo que hablaría sólo con este joven holandés, naturalmente su ego debió haberse sentido tremendamente vasto. La multitud que rodeaba a Beedie Baba también era de la misma calidad… Y cuando dijo que no hablaría con nadie a menos que fuera con este holandés… Entonces habló con el holandés, que ahora compiló las enseñanzas de Beedie Baba. En la India es casi como un loro, pero para los occidentales parece ser una tremenda revelación: cuando Beedie Baba dijo: «Aham brahmasmi, yo soy Dios, Eso soy», el joven holandés inmediatamente escribió un libro: «YO SOY ¡ESE!» Porque para Occidente, la espiritualidad es un asunto ajeno, al igual que para Oriente la ciencia es un asunto ajeno.
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Cuando viene el hombre occidental a la India, puede que tenga mucha educación, pero su educación es de ciencia, su educación es lógica, su educación lo convierte en un gran intelectual; pero en el corazón sigue siendo muy ingenuo… Entonces cualquier Beedie Baba, cualquier idiota puede tener un gran impacto en él. Este hombre holandés vivió durante meses junto con Beedie Baba. No menciona su conocido nombre, Beedie Baba; él menciona solo su nombre legal, Nisargadatta Maharaj. Ha escrito muchos libros sobre Nisargadatta Maharaj; él ha hecho famosa a Nisargadatta en todo el mundo. He revisado esos libros, pura tontería».

Osho