Curso Reconecta y Despierta – Día 9. Un camino de 10 días para volver a ser tú mismo.
Hoy es un día distinto.
No es para entender.
No es para ordenar.
Es solo para permitir.
Tras días respirando más hondo, soltando el juicio, reconectando con tu cuerpo y con tu mirada, llega un espacio esencial en todo proceso de transformación: el no-hacer.
No se trata de pasividad, ni de huida. Se trata de un permiso: dejar que la vida suceda sin necesidad de controlarla. Tan fácil en principio… pero qué pocos duramos sin tratar de controlarnos, controlar a los demás, a los acontecimientos, a su ritmo y a todo lo que afecta a nuestra vida.
DÍA 9 — FLUIR
Estamos tan acostumbrados a dirigir, planificar y controlar que muchas veces confundimos eso con vivir. Vivimos más en «el mental», como dicen los sabios. Estamos más tiempo en nuestros pensamientos, en nuestra mente, que en el sentir sin más de nuestra vida cotidiana, momento a momento.
Hoy te invito a detener esa maquinaria. Es como una locomotora que una inercia brutal, pero al menos te darás cuenta (si no lo has hecho ya), de lo difícil que es vencer la inercia de nuestros procesos internos.
Solo por hoy, juega a soltar las riendas. Suelta la dirección, el propósito, la idea de “hacerlo bien”.
Haz algo sin guion. Improvisa un movimiento.
Escribe sin pensar.
Canta sin letra.
Dibuja sin intención.
Habla contigo en voz alta sin preparar nada.
Deja que algo se exprese a través de ti, sin filtros, sin forma, sin obligación de ser útil ni bonito.
Quizás aparezca una risa.
O una resistencia.
Quizás un recuerdo, una emoción, una palabra sin sentido.
Déjalo fluir.
La intención no es conseguir algo.
Es soltar el timón por unos minutos y ver qué pasa.
EJERCICIOS PROPUESTOS
• Dedica 10 minutos a una actividad libre:
Dibuja, canta, baila, escribe… pero sin objetivo, sin plan. Sal aunque sea en algo sencillo y sin riesgo, de tu rutina cotidiana. Siente lo extraño de hacer algo poco común en tu día a día. Algo, por supuesto, que te llame la atención o la curiosidad.
Déjate atravesar por el momento.
• Al terminar, responde en tu interior:
¿Qué ha aparecido cuando no había nada que dirigir?
¿Qué miedo ha surgido?
¿Y qué belleza inesperada se asomó?
• Escribe una frase que te haya salido espontáneamente. No la corrijas. No la edites. Escríbela como surgió.
• Si te nace, compártela. No por aprobación.
Solo como un gesto de rendirte al misterio de lo vivo.
A veces una frase que no sabías que ibas a escribir puede ser justo lo que otro necesitaba leer.
Hoy no hay nada que lograr.
Solo permitir.
Tu ser no necesita dirección para ser ella misma.
Solo espacio.
Solo confianza.
Que tengas un buen día.
