Actualmente vivimos en los países desarrollados un modelo de sociedad sediento de valores. Estamos siendo testigos y partícipes de una caída anunciada de la mayoría de los estandartes que antes sustentaban los valores sociales; una caída tan anunciada como necesaria para que sea posible una auténtica transformación.
Vivimos esta etapa de turbulencia, donde todo se revuelve, donde todo es difuso. Un periodo donde nada es real y al mismo tiempo todo es posible. Un ciclo donde Oriente quiere emular el ritmo de vida de Occidente y Occidente se vuelca a la sabiduría existencial de Oriente. Un periodo de confusión, requisito indispensable para la fusión, fundamento de todo ciclo evolutivo.
Atravesamos un periodo donde el hombre busca reinventarse. Donde lo humano quiere recuperar su valor, donde los humanos queremos sentirnos valerosos por el mero hecho de ser humanos. Donde la quimera de un desarrollo y un progreso se ha disuelto en la evidencia de un modelo social que ha reducido la naturaleza humana del individuo a un valor mínimo, si no extinguido.
Por eso es de destacar proyectos como “Colores de Calcuta”, de Fundación Ananta.
Cierto que la pobreza se da lamentablemente en todos los confines del planeta. Pero hay lugares donde las personas son desterradas por sexo o condición a llevar una vida sin los derechos más elementales de nuestra condición humana. Lugares donde los niños nacen con un destino que les impide vivir la inocencia de la infancia, sometiéndoles desde los primeros años de su vida a durezas propias de adultos. Lugares donde la salud se quiebra fácilmente, y al hacerlo, apenas se cuenta con los mínimos requisitos para abordar enfermedades comunes. Lugares donde nacer mujer es nacer maldecida. Lugares donde superar las adversidades más comunes se convierte en un reto casi imposible de superar por sí mismos cuando la debilidad hace acto de presencia.
Observar este video nos permite comprender esta necesidad existente y este gozo que produce sentirse útil. Gracias a la excelente labor de Isabel de Navasqüés, responsable y editora de este video, y a María de Muns, Coordinadora del programa “Colores de Calcuta”, tenemos acceso a la realidad cotidiana de su labor, a ese mazo dando cotidiano que implica todo deseo de prestar ayuda.
Es duro comprobar los efectos de la malnutrición –del hambre, en suma-, reflejados en el caso de Rozy, la bebé que aparece en el vídeo apoyada en el regazo de María. A su tristeza y apatía debiéramos permitirle acceso a nuestro corazón, aunque nos incomode sentirnos vulnerables, porque así damos prueba de que aunque algo anda mal en este loco mundo, estamos lo suficientemente cuerdos para darnos cuenta. No nos refugiamos en la cómoda mentira que nos invita mirar hacia otro lado.
Este video llegó por «casualidad» (por causalidad, como suceden realmente las cosas aunque en nuestra ignorancia no comprendamos quién, qué o cómo se realiza ese trazo que nos une en encuentros y acontecimientos con todo lo existente). Y este video llega de igual modo a ti, si quieres abrirte a la realidad de su mensaje. Si tras verlo te apetece ayudar, puedes colaborar con una donación o hacerte socio con distintas cuotas mensuales o anuales. O en cualquier caso, que no es poca ayuda para ti y para todos, mantener abierto tu canal para estos mensajes, pues son esperanza, prueba y alimento para lo mejor de nuestra humanidad: para «eso» que vivimos como nuestra «alma».
Gracias de Colores. Gracias a Colores de Calcuta : )
A veces lo que creemos como casualidades no son tales, como en el caso de este vídeo que comentas. Estoy seguro de que mucha gente querrá seguir manteniendo abierto el canal para los mensajes que nos lleguen, gracias por vuestra importante labor que ayuda a hacer de este un mundo mejor.