Más profundo en el hombre que las seis primeras formas de consciencia (la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto, la mente) con que están dotados los seres sensibles, había una séptima llamada Mana o autoconsciencia. Pero Alaya, la forma definitiva y última de consciencia, yacía todavía a mayor profundidad. Tal como determinaban Los treinta versos, “como en un torrente violento, siempre fluyente, siempre cambiante”, esta octava forma de consciencia, como un río enfurecido, cambiaba incesantemente, sin cesar de fluir nunca hacia adelante.
En flujo constante, el Alaya es la fuente de todos los seres sensibles y la suma de todos los efectos sobre ellos. Asanga, cofundador junto con Vasubandhu de la escuela de Yuishiki, en una obra doctrinal titulada “La providencia del gran vehículo”, desarrollaba, sobre la base de la eternamente mutativa naturaleza del Alaya, una teoría única de la Cadena de la Causación en términos de tiempo. Se refería a la interacción de la consciencia del Alaya y la Ley de la Profanación, que daba origen a lo que se calificaba de “ciclo siempre recurrente de aniquilación y renovación de la causalidad”.
Según la doctrina de Yuishiki, cada uno de los varios dharmas -que en realidad no eran más que consciencia-, lejos de gozar de la permanencia eterna existían sólo por el momento. Y una vez pasado el instante eran aniquiladas. En el momento presente la consciencia Alaya y la Ley de la Profanación existen simultáneamente, y su interacción da origen a la causalidad del instante actual. Una vez que este momento ha pasado, tanto el Alaya como la Ley de la Profanación son aniquilados, pero en el momento siguiente ambas vuelven a nacer, y ambas se interaccionan otra vez, para dar origen a una nueva causalidad. Por tanto los seres existentes son aniquilados en un momento u otro momento, y esto da origen al tiempo. El proceso por el que el tiempo es engendrado en esta aniquilación de momento a momento, puede semejarse a la relación entre una fila de puntos y una línea”.
Yukio Mishima, “Nieve de primavera”.