Sin duda los ojos son la parte de nuestro cuerpo que más información transmiten de nuestro estado. Más aún: en la mirada del otro se puede descubrir todo un universo personal.

Mirar a los ojos del otro no deja de ser un reflejo de nuestro ser, pues en ellos vemos aspectos que destacan en nuestra propia mirada, del mismo modo que ignoramos aquellos aspectos que en nosotros reprimimos. Quizás por este grado de vulnerabilidad que nos permite sostener la mirada del otro en nuestra mirada, ni nos gusta mirar a los ojos de los demás ni que miren a los nuestros.

La tecnología ha facilitado esta incomodidad, brindándonos el escudo del móvil. Sin embargo, también nos priva de una forma de contacto que trasciende el mero intercambio de información o palabras. En cierto sentido, eliminar el contacto visual empobrece nuestra interacción social y nos deshumaniza.

Frente a una mayoría que puede mirar a los ojos de los demás aunque no les guste mucho la sensación de falta de intimidad, existen personas a las que les cuesta mirar a los ojos de los demás por mera timidez o, en casos extremos aunque abundantes, por fobia social. No se trata de insociabilidad sino de personas que de forma inconsciente repelen el contacto visual con los demás por miedo, también inconsciente.

Para estos casos especialmente está pensado este video, aunque por supuesto puede ser una excelente herramienta para experimentar qué sentimos al abrirnos fijamente a la mirada del otro; al acoger su mirada en nuestra mirada. Esta es la intención de estos videos que aumentan en internet, y que nos ayudan a practicar el contacto visual con los demás.

En un mundo donde el movil se ha convertido en nuestro segundo cerebro (algunos dicen que es ya nuestro sexto sentido) es más que probable que esta clase de videos se hagan necesarios ante una sociedad que cada vez se escuda más en la tecnología y reniega de la vulnerabilidad de las relaciones.