El VIAJE DE RIDDHI

Adolfito y la confrontación de nuestros miedos

No sabemos si Adolfito tiene realmente tanto miedo a la señora invisible que de cuando en cuando habla dentro del coche, o bien está jugando con la plena entrega con que sólo los niños saben jugar… En todo caso, es un bonito reflejo de nuestra inocencia esencial, especialmente tras caer -como caemos todos en este mundo encarnado- en el juego ilusorio de las apariencias de los sentidos, que nos «muestran» aparentemente la «realidad». Así como el juego -a veces triste y despiadado- de los prejuicios y creencias sobre lo que es la vida, el universo, sobre lo que nos une o nos separa o, simplemente, sobre qué o quiénes somos cada uno de nosotros.

En este caso, para Adolfito, el manos libres del coche  de papa se ha convertido en una señora invisible, incomprensible y un poco loca…

 

Categorías: El poder del Corazón Puro, Inocencia, Niñez

Tu email no será público Required fields are marked *

*