“Poner el foco en el aquí y ahora es hacer todo lo que se puede hacer ahora, con intensidad y de forma consciente”.
Ichiro Kishimi, Fumitake Koga
La sensación es el camino que veo ahora a seguir, que es ser en totalidad.
El pensamiento o la idea de pensar con una personalidad que creo ser, es sólo una recreación mental subjetiva de la realidad.
Ser conciencia: esto sucede al entregarse al presente -a su vivencia- con totalidad.
“Eso” es escucha, apertura, presencia; es un dejarse llevar, un fluir, una renuncia, una entrega.
La tendencia psicológica es creer que sigo aquí, en algún lugar tras los ojos, refugiado en mi cuerpo, tratando de lidiar con el exterior y con los pensamientos que surgen en el espacio de mi mente.
La realidad, por ser desconocida y real, no puede “capturarse” con palabras. No sólo por ser maravillosa e inconmensurable, sino porque la palabra sólo señala una realidad que ya se ha ido. Las palabras son pasado.
Esto suena raro… Si me dan un puñetazo, cuando verbalice que me acaban de dar un puñetazo ese puñetazo ya habrá sucedido. La realidad es tan fugaz y continua que se anticipa a nuestra comprensión individual. Es como un flash al que sólo podemos entregarnos. Si intentamos separarnos de él para estudiarlo y comprenderlo mediante palabras y conceptos, lo habremos perdido. Por eso el párrafo anterior resulta tan raro.
La realidad es que no sé lo que soy, pero soy sólo la experimentación sin sujeto del presente; es decir, su totalidad. Y al mismo tiempo no soy nada, pues si soy totalidad no puede haber un objeto en el espacio, un yo y un otro: la totalidad es uno, sin dos. Y no es una reflexión filosófica, aunque ahora lo sea al usar palabras, sino que su naturaleza es pura experiencia: directa, sencilla, sin filtros ni seguros.
Un árbol, los animales, los bebés, algunas personas… Quizás no tengan una comprensión de este proceso pero tienen algo mejor: viven así de forma “innata” o “inconsciente”, como quiera catalogarse. Algo tan sencillo como estar presente en la vida y ausente de nuestro trajín mental y del “trajineador”. Es ser sin reflexionador, sin comentarista, porque en ese acto de comentar nos alejamos de la realidad que sigue siempre ocurriendo, surgiendo y desapareciendo de nuestra “vista”, como agua del río que fluye al mar.
Es trascender, desterrar, expandir a la idea que cree ser en mí como “yo” (por raro que suene esta reflexión). Sin gustos ni disgustos, sin “esto sí lo quiero en mi vida pero esto lo rechazo”.
Con la valentía que sólo da el amor… Es ser responsable de ti mismo por ti mismo en ti mismo; que es tu propia experiencia de existir.
Centrado en aceptarte y valorarte. Centrado en tu tarea, al margen de que guste o no.
Tu eres el rey, el dios de tu universo personal. Trata de entregarte a la vivencia de Dios como Dios: ser útil, sentirte útil, sin que esto signifique doblegarte a los demás o intentar ser “bueno”.
Es una vivencia distinta del Amor.
Es el camino que nos lleva del Amor al Amor.
Es despertar al autoengaño inducido de carencia, culpa o muerte.
Es abrirte a la posibilidad del hallar en ti la pureza de un amor que crees haber perdido por heridas, por falta de méritos, por culpas, por tu pasado, por…
En anclarte en ese presente tan fugaz e invisible que antecede a esta locura de mundo, tan atroz y maravilloso, y respirar con la plenitud de un bebé.
Confiado, seguro, rendido a tu auténtica naturaleza. El no saber que honestamente reconoce su condición inefable. No sé lo que soy, pero Soy. Sin mí, en mí, nada es.
Ahora.
No hay más.
- Advaita
- Ahora
- Alegría
- Amando
- Amarse
- Amigo
- Amor incondicional
- Armonía
- Atención
- Atreverse
- Barreras mentales
- Camino
- Caos
- Certeza
- Consciencia
- Coraje
- Culpabilidad
- Dios
- El poder del Corazón Puro
- El viaje de Riddhi
- Entrega
- Felicidad
- Fotografia
- Gratitud
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- Muerte
- NoDualidad
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- Vida
- Zen