«Tu cuerpo -ese mágico regalo que te ha dado la existencia- es al mismo tiempo tu carcelero y tu puerta hacia la eternidad. Identifícate con él y te verás inmerso en la rueda del dolor y del placer. Siéntelo con amor, en el silencio sin pensamientos, y se descorrerá en Ti la llave invisible de los cielos». El viaje de Riddhi
Casi todos hemos sentido en alguna ocasión el placer de caminar descalzos sobre la arena de la orilla, justo donde las olas mueren. O recibir con agrado los aromas del monte -del jazmín, del romero, de los pinos- tras haber realizado el tramo más dificultoso del sendero. Son momentos en que dejamos a un lado nuestra “burbuja” de pensamientos y nos permitimos ser más vulnerables al sentir que se expresa a través de nuestro cuerpo.
Actualmente, se ha inculcado en la sociedad un modelo de comportamiento que aboga por el cuidado corporal, pero con una motivación que quizás no sea tan limpia y natural como la que, en contacto con la naturaleza, se expresa de forma espontánea. Las grandes corrientes comerciales que rigen los gustos sociales, fomentan los productos saludables “de marca” y la comparación entre consumidores; quienes peor nota obtienen son aquellas personas que carecen -por descuido o herencia- de una simetría estética. Por otro lado, los gobiernos se empeñan también en cuidar de nuestra salud y nuestros hábitos -con mimo, como a los niños pequeños-, si bien su motivación está más cerca del balance de gastos de la sanidad pública, que del interés altruista por el bienestar del pueblo… Si me permites la confianza -sin querer faltar a nadie al respeto-, yo aconsejaría a quien desee comenzar a cuidarse, que dé una patada en el culo a tantas buenas intenciones, y se vaya simplemente a disfrutar de la naturaleza. Unas horas, unos días, unos meses… Eso se lo dictará a cada uno sus gustos y la libertad de la que disponga para emplear su tiempo libre. Es en el sentir de nuestra naturaleza común con el resto de las especies como más rápidamente nos sentiremos a gusto, «contentos».
La vida en una gran ciudad fomenta una vivencia estresante de lo cotidiano; y eso lo “maman” los niños desde pequeños. Aunque sea simplicarlo, existen en todos los paises desarrollados generaciones de adolescentes que han crecido a base de bollería industrial, pizzas, hamburguesas y horas y horas de chateo, televisión y “pleiesteision”. A estos jóvenes (que por serlo, más fácilmente pueden cambiar) les haría falta -más que dietas e información nutricional, aunque nunca esté de más- el aprender a vivir la vida real, sin tecnologías: naturalmente. No es extraño que muchos de ellos sientan que “viven” -que son realmente ellos- sólo cuando se conectan. En la vida real se sienten «desconectados», como sombras ante el caos: incapaces.
De igual forma, las personas adultas que están sumidas en una rutina centrada en el trabajo y el ocio sedentario (televisión, cama, ordenador), bien pudieran ponerse un pequeño reto: caminar más a menudo. Y si es posible, cerca del mar, en la montaña, en un parque: lo más próximo que puedan a la naturaleza. Pequeños recorridos, sin pretender grandes hazañas, poco a poco.
Un cuerpo sano no es solamente un cuerpo alimentado armoniosamente. También necesita actividad, por el puro placer de sentirse conectado a la tierra. Por eso, un cuerpo que es querido y valorado por su “dueño”, le permite sentir con mayor intensidad y variedad de matices el goce de sentidos que se experimenta, por ejemplo, durante el sexo; o en un spa, recibiendo un tonificador o relajante masaje. Cuidar nuestro cuerpo es una de las mejores inversiones que podemos hacer con nuestro tiempo. Realmente, no tiene precio sentirse sano, ágil, ligero.
Actividades hay para todos los gustos y estados físicos. Puedes comenzar caminando, sintiendo sencillamente tu cuerpo al compás de tus pasos, centrándote en ello. O si tienes “fondo”, puedes correr, o practicar ciclismo o culturismo [Un hermoso deporte para pulir y sentir tu cuerpo. El culturismo es mucho más gratificante que lo que los tópicos muestran. Es cierto que hay adolescentes -y otros que no lo son tanto- que se inician en él, como en artes marciales, con la única intención de ir perdonando vidas. Pero la mayoría aprende a disfrutar de la experiencia de autoconocimiento y madurez que proporciona la práctica gustosa de éste, como de cualquier deporte.]
Si no te gustan las actividades muy dinámicas, puedes optar por el taichi, el golf, el senderismo… Las posibilidades son prácticamente infinitas. Lo importante es que disfrutes con lo que hagas: que lo sientas. Además, al hacer ejercicio -sea cual sea- liberarás la energía del enfado, de la rabia, de la pena y la tristeza: te vacías; y ese espacio lo llenarán las endorfinas, una “droga” placentera, sana y natural. Y tras ellas, una liberadora sensación de ligereza.
Es muy positivo cuidar nuestra alimentación e intentar eliminar los hábitos negativos que nos afectan. Pero también lo es aprender a amar nuestro cuerpo: a sentir la vida recorriéndonos las venas y la alegría que llevamos dentro… De lo que no hay duda, es que es mucho más enriquecedor hacerlo por amor que por imposición o por miedo.
Muchas personas apenas valoran su cuerpo. Lo consideran un objeto; algo que está ahí y cumple sus decisiones, por insanas o estúpidas que sean. Sólo lo tienen en cuenta cuando habla el dolor -el otro lado del sentir- y les hace tomar conciencia. Ese dolor no es castigo del «cielo»: es la forma natural en que se nos pide que tengamos a nuestro cuerpo más en cuenta. Y a ser posible, se le respete y valore: se le sienta.
Pensemos en nuestro cuerpo como nuestro mejor amigo. Entablemos una relación de amistad con él, como si no fuera nuestro. Nunca es tarde para aprender a respetarse y valorarse, y eso comienza por lo que más a mano tenemos: esta preciosa herramienta que nos proporciona una forma y nos permite «interactuar» en la Tierra.
No todos nacemos con los genes del David de Miguel Angel, si bien, de no cuidar su cuerpo pasada la juventud, muy posiblemente hubiera acabado como esta imagen.
No se trata pues de sufrir por cumplir los cánones actuales del cuerpo perfecto. Se trata, ante todo -por nuestra propia naturaleza- en aceptarnos tal cual somos en el presente, para luego intentar mejorarnos sintiéndonos. En eso, el cuerpo y la actividad sana y grata, recompensará con creces todos nuestros sudores y esfuerzos.
Y si no… No pasa nada. Es tu decisión, es tu libertad, es tu vida, es tu mundo: es tu cuerpo.

La hipocresía y falta de lucidez de los gobiernos (especialmente en un país como España, aunque es aplicable a todos) es palpable.
Por un lado se inculca en la mente de la población la consigna de que hay que estar sanos haciendo deporte con el fin que muy bien citas: reducir al máximo los gastos de sanidad.
Por otro lado, se permiten prácticas como fumar o (mucho más grave) el consumo de alcohol hasta la borrachera completa en los más jóvenes (me río de las leyes que limitan el consumo antes de una edad legal) porque los impuestos exagerados que gravan esos productos sirven para aumentar las recetas fiscales….. Sin recapacitar que todo ese dinero (o al menos en parte) debe ser utilizado para reparar los estragos de todo tipo causados por esas drogas permitidas.
Finalmente, agradezco el enlace que has efectuado con Buffet Libre, que paso inmediatamente a corresponder.
Un abrazo
El estado/gobierno no es un padre ni un ser: es un organismo de poder. No es que sea bueno ni malo; es lo que es desde que el mundo es mundo. Coincido contigo. Gracias por el comentario.
Saludos
Juan, es muy bueno recordar que tenemos un cuerpo y que es uno de nuestros desafíos cuando venimos a este mundo, cargar tanto con él como con nuestra psiquis. De nosotros depende el balance, la armonía, el saber encontrarnos con nosotros mismos ( cuerpo y mente), Conocernos tanto internamente como externamente. La consciencia corporal es tan importante como la consciencia de si. Si aprendemos a conocernos será mucho más fácil el «trabajo». Creo que el estado de salud tiene que ver con la relación que tengamos con nuestro cuerpo y el medio ambiente donde vivimos, con el equilibrio. Los problemas empiezan cuando nos desequilibramos, cuando nos apartamos.
Lamentablemente no siempre se entienden bien las cosas, no siempre el «deporte es salud» como dicen, muchas veces hasta atenta con nosotros al volverse algo competitivo que nada tiene que ver con la armonía, en donde te enseñan que hay que superar al otro en vez de mostrarte que la meta es superarse a si mismo.
La sociedad siempre ve el tema cuerpo, mas relacionado con la «estética de moda» que con la salud y la armonía. Muchas veces se sacrifica el verdadero estado de salud en pos a una imagen acorde con los cánones establecidos.
Ya sabemos que «el afuera» es como es, que nada se nos será dado si nosotros mismos no tratamos de encontrar las respuestas. Todo depende de uno mismo, nadie lo hará por uno.
Gracias por tu visita, siempre un placer navegar por estas costas:
Bet
Hola Juan,
Desde mi punto de vista, si lo que somos lo reflejamos en nuestro entorno, nuestra casa, nuestro despacho… imaginemos en nuestro cuerpo. Estoy convencida de que el cuerpo es el reflejo del alma, de nuestros anhelos, inquietudes, nuestros miedos, nuestras capacidades…
En nuestra casa la energía ha de fluir, en nuestro cuerpo también. Igual que cada zona de la casa representa una aspiración, en el cuerpo también. No se trata de una cuestión estética, fijandome en la imagen que has puesto: ¿qué energía tiene ese cuerpo? Por ejemplo, alguien sin unos hombros desarrollados, realmente escondidos, como la escultura ¿qué capacidad de amar tiene…?
El que hace footing diariamente una hora tiene unas piernas fuertes y resistentes, se refleja en los músculos. El que ama, abraza, toca… se refleja en los músculos…
Un abrazo,
Bet, coincido contigo. Para realizar ese “trabajo” hay que comenzar por tomar conciencia del “ser corporal” y de nuestra respiración y sus bloqueos. En lo práctico, se basa en dejar de prestar atención a nuestra maquinaria mental, y dedicar esa energía a periodos donde “escucharnos” y sentir nuestros «centros energéticos» a través del cuerpo y la respiración. En eso, la actividad deportiva puede ayudarnos a tener un contacto más directo con nuestro cuerpo y a “limpiar” el flujo de nuestra respiración, hasta convertirnos flexibles y fluir vacíos como el bambú 😉 (Ya tengo en mi poder una copia hq de Koyaanisqatsi. La veré en estos días.)
Maru, comparto tu punto de vista. Lo importante es la motivación. Tener un cuerpo prieto y musculoso, si se hace sólo por aparentar, por el qué dirán, no conseguirá lo mismo que si lo hacemos por el reto personal y por el amor por nuestro cuerpo como expresión de nuestro ser. Por la manera en que una persona camina, nos habla de la energía que emana de su interior; de igual modo, su ropa, el ambiente de los detalles en su casa… sus cosas. El que ama, comienza por amarse, y al tener contacto con otros, expande su “energía”.
Gracias a los tres por vuestros enriquecedores comentarios.
Hola amigos, Juan Armas, Daniel Ferronato y Bet del mar, les agradezco sus comentarios y las visitas a mandala7, yo también visito sus blogs con frecuencia, no soy mucho de dejar comentarios pero siempre leo los artículos y disfruto de las hermosas fotos de Bet. Les agradezco sus visitas y me hace feliz el echo que encuentren afines las lecturas del blog. Un abrazo desde Panamá. Suyo siempre GORKA
Hola Gorka. Lo que hace que una persona visite un blog está más allá de cualquier comentario. Si bien a todos nos gusta recibir mensajes sinceros y que enriquezcan el contenido de lo que comentan, a nadie le hace ilusión un comentario que en su esencia no hable de nada salvo del «deber» de intercambiar elogios de palabras.
Me consta tu presencia y te lo agradezco. Un abrazo desde las Canarias.
hola Juan,otra de las bondades del cuerpo es que es una puerta al incnsciente. ya sabes que creo que el cuerpo es el mapa de la conciencia y un reflejo de nuestra manera de pensar, pero no olvidemos que conscientemente no usamos ni el diez por ciento del cerebro, asi que ,nuestro cuerpo es tambien un autentico desconocido.me encanta la idea que propones de sentirlo y conectarnos con él sin identificarnos es una gimnasia estupenda.
Un abrazo
Hola Vanesa,
Sentir que estamos vivos, pero no quedarnos en el concepto, sino experimentar esa sensación, simple y llanamente. Coincido contigo es que es una estupenda gimnasia (hasta terapia 😉 para refrescar nuestro sentir.
Viniendo de ti, no puedo sino agradecerte esta valoración. Gracias por tus «juegos» que nos enseñan y animan a cruzar la puerta «corporal», por decirlo así, aunque suene raro 🙂
Un abrazo,
Juan
no pz ta con too
el cuerpo, hermoso dilema… el cuerpo es dado, nacemos bañados de cultura… (nuestros padres nos dan un nombre, nos encuentran parecidos, es decir sin saber bien lo que digo que nuestro cuerpo es el reflejo expresado por el OTRO, es la imagen que el OTRO nos devuelve… es decir BAÑADOS de CULTURA…
Nacemos libres, pero al nacer nos condiciona el entorno donde nos haya tocado -o hayamos escogido- nacer. Los cuerpos también son necesarios reflejos. El problema es cuando se impide al ser que lo «habita», realizarse en su plenitud por prejuicios corporales.