«Yo fui uno de los muchos escalones en su viaje. Tuve la bendición de haber podido caminar con él un tiempo, de haberlo conocido y haberlo observado mientras crecía y florecía.
Era un hombre generoso y amable. Un verdadero hombre amable. Él y su extraordinario talento son profundamente extrañados. Sin embargo, su espíritu perdura en los recuerdos de aquellos que lo conocieron y en los corazones de todos nosotros que seguimos leyendo sus palabras y escuchando su música».
Waine Liquorman