“- He trabajado duro y ahora me considero un hombre de mucho éxito. Sería un hipócrita si no reconociera que estoy bastante satisfecho de mis logros y, sí, algo orgulloso también. ¿Hago mal?”
Un visitante extranjero se dirigió con estas palabras a Sri Nisargadatta Maharaj una tarde. Tenía unos cuarenta y cinco años; era un hombre arrogante, seguro de sí mismo y algo agresivo. La conversación transcurrió después de esta manera:
M: Antes de que consideremos lo que «está bien» y lo que «está mal», haz el favor de decirme quién hace esa pregunta.
V: (algo sorprendido) ¿Cómo? Pues «yo»; claro está.
M: Y ¿quién es ése “yo”?… (más…)




