La mente puede juntar palabras y recrearse en la periferia de lo espiritual.
Puede señalar y focalizar su dedo en infinidad de detalles, pero siempre periféricos.
La capacidad de profundizar está en función de nuestro deseo a morir a los criterios y creencias que nos han inculcado la sociedad como verdades incuestionables y que, sin ser ya conscientes de ello, forman parte de “eso” que creemos ser “yo”.
El “yo” es el yunque del centro; no el yo social ni el que la mente nos dice bajo la luz del raciocinio que somos. Para ahondar en nuestro auténtico fondo, para permitir que venga a la luz de nuestra conciencia “sólo” hace falta fe, paciencia, escucha y silencio.
ES lo que SIENTO… e intento.
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Hola Juan, cada dia me sorprendo mas de la cantidad de creencias sobre las que me he construido y como me fueron alejando de mi ,aunque por otra parte reconozco que es fascinante ir tirandolas y ver como cada vez caen con mas facilidad y con menos resistencia…….. resulta incluso divertido..
gracias por compartir…
La sensación de ligereza, de divertimento, es buena señal.
Gracias por dejar aquí tu huella.
Un abrazo, Vanesa,
juan