“Cuando nos hicieron salir de casa por no pagar, tuvimos que dormir en el metro o en los parques. Yo debía tener 13 años y mi hermano era pequeño, y mis padres lo pasaron fatal. Pero había algo siempre maravilloso, que era ‘papá’ (no porque ‘mamá’ no lo fuera, porque era una trabajadora inmensa, una mujer que daba su vida por los suyos y los que no lo eran). Mi papá decía: “Piensa una cosa, si nosotros no estuviéramos en la calle, no veríamos el amanecer, no veríamos este cielo estrellado, ni oiríamos los cantos de los pájaros al amanecer”. Y estas cosas que hoy la gente llamaría ridículas, eran grandiosas. Y eso nos ha acompañado toda la vida. Mi padre siempre decía que cuando suceden cosas, suceden por algo”.