Comparar obras de distintas épocas suele conducir a valoraciones injustas. Aun así, salvando las distancias de contenidos, pretensiones y épocas, “Soul” puede ser considerada como el proyecto “Fantasía” que abordó el propio Walt Disney hace unos ochenta años. Si bien aquella obra era una recreación visual en el que la música clásica servía para hilvanar una serie de composiciones visuales extraordinarias, “Soul” trata de abordar el aspecto inmaterial de nuestra existencia. Para ello se vale de la última tecnología digital y de una creatividad artística y visual sin parangón. La música también fundamenta su contenido, si bien se centra en el mundo del jazz; entendido como una manera de expresar mediante la música al “ser interior”.
Es difícil establecer un rango de edad para esta película. Al ser dibujos animados y de Pixar, puede ser considerada una peli para críos. Sin embargo, la temática les resulte quizás excesivamente trascendental. Da la impresión de que esta obra ha sido creada como un legado más que como un producto comercial. Esto no quiere decir que la película resulta aburrida o seria, todo lo contrario. Su mensaje es ante todo inspirador y “fresco”, y en él creo que se verán reflejados la inmensa mayoría de personas de todo el planeta.
El «Más allá» a lo lejos, según «Soul»
En lo que toca a lo trascendente creo que han sido comedidos, como no podía ser menos. Así, el “más allá” lo representan como un foco de luz al que han de ir las almas para “fundirse” en él. Aunque impresiona su efecto, no parece que sea un lugar o estado que guste a las almas (al menos en la película); lo abordan como destino lejano y aparentemente no apetecible. Por el contrario, el cielo resulta ser la experiencia de existir como humano y experimentar por ello todo el inmenso abanico de emociones y sentimientos que la vida conlleva. Es decir, “Soul” se centra en un estado intermedio, por así decir, entre el más allá (ese agujero blanco que queda a lo lejos) y la experiencia terrenal como cuerpos mortales. Tiene también detalles interesantes sobre el comportamiento humano, si bien los trata como pinceladas visuales. Es el caso por ejemplo de las almas perdidas, que las representa como seres oscuros y perdidos en su mente, arrastrando la negrura del resentimiento, el odio, etc. La cura es bien sencilla: volver a recuperar el placer del instante, la dicha agradecida de poder experimentar las experiencias de existir.
En síntesis, recomiendo esta película por el simple placer de verla como trabajo visual y creativo. A mi entender, se sitúa al mismo nivel que “Fantasía”, sin quitar ni poner méritos ni calidades a ambos trabajos. Bien es cierto que, a pesar del tema, “Soul” se hace más comprensible en su guión, ayudado por el personaje central y su alter ego en forma de alma rebelde. Desde el punto de vista del mensaje, es enriquecedor su visionado porque, por un lado, ahonda en la dicha que debiera ser la experiencia de existir: en la gratitud que debiera surgir de forma natural al poder experimentar la vida. Por otro lado, aborda como evidencia, sin entrar en teorías religiosas ni espirituales, en la existencia de “algo” (llámese “alma”, “presencia”, “ser”, o como se quiera llamar) que es la esencia de las personas y de todos los seres sintientes. Y lo hace de una manera entretenida, con humor y escenas con tintes enteogénicos, en los que las formas, el color y los volúmenes varían, creando dimensiones y niveles de existencia o consciencia. Y aunque dicho así suene extraño, en la práctica es una película para disfrutar en lo visual, en su música y en su mensaje inspirador y trascedente.
Independientemente de las críticas que reciba entre los espectadores y críticos de su época, estoy seguro que esta obra permanecerá como una joya para ser disfrutada en esos momentos en que necesitamos ese empujoncito que sólo da un buen amigo.