«En esencia, la práctica siempre es la misma: en lugar de ser presa de una cadena de reacciones de venganza o de odiarnos a nosotros mismos, aprendemos poco a poco a captar las reacciones emocionales y a abandonar los guiones que nos contamos». Y sentimos después, por completo, la sensación corporal que nos produce. Una forma de hacerlo es inspirar esta emoción en nuestro corazón.
«Los lugares que te asustan», de Pema Chodrón
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