El VIAJE DE RIDDHI

ELHOMBRE Y LA MUJER-¿Qué dice la naturaleza?

yinyanhumano-copia4.jpg

Arnaud Desjardins

«Cuántas veces, a preguntas más o menos intelectuales, Swamiji me contestaba “¿Qué dice la naturaleza?” No decía “¿qué dicen los Upanishads?”, escritos hace dos mil quinientos años, sino ¿qué dice la naturaleza? Miremos por el momento lo que es un hombre y lo que es una mujer. Eso le ayudará a comprender lo que es la masculinidad y lo que es la feminidad.

¿Qué dice la naturaleza?

La naturaleza dice que aparte de dos ojos, una nariz y una boca, dos manos y dos pies, el hombre tiene órganos sexuales aparentes, y la mujer tiene órganos sexuales no aparentes. La mujer posee el equivalente de los órganos sexuales del hombre. En lugar de un pene y dos testículos, ella tiene una vagina y dos ovarios. Pero en un caso son patentes, en el otro latentes, donde latente significa simplemente escondido, no visible en el exterior. Y ¿qué más dice la naturaleza? No es la mujer la que deposita el óvulo en el cuerpo del hombre, sino el hombre quien deposita el espermatozoide en el cuerpo de la mujer. La naturaleza misma lo dice: el hombre da y la mujer recibe.

Antes de buscar saber en qué consiste un hombre viril o una mujer femenina, lo que se ha vuelto muy difícil en una sociedad neurótica, podemos ver que la mujer recibe el espermatozoide emitido por el hombre, y por lo tanto que la mujer acoge, toma dentro de ella misma, y el hombre da, emite fuera de sí mismo. Si existe una feminidad y una masculinidad, un yin y un yang, el aspecto femenino es un aspecto de recepción, de acogimiento, de interiorización, de maduración escondida en la profundidad; el aspecto masculino es un aspecto de proyección hacia el exterior. Todo lo que es acogimiento, recepción, tomar en el interior y dejar madurar es femenino. Lo que es, al contrario, proyectar, promover, el mismo procrear –la mayoría de los verbos que inician con pro- es masculino.

En todos nosotros, seres humanos, el principio femenino es un principio de profundidad. Todo lo que para nosotros está asociado a la profundidad es de naturaleza femenina. Todo lo que está asociado con el pasaje de la profundidad a la superficie, es de naturaleza masculina. Por lo tanto, se puede decir que el esfuerzo de la meditación es de esencia femenina, puesto que se trata de interiorizarse, de entrar en la profundidad de uno mismo, y se puede decir que el espíritu de empresa, el deseo de moldear el mundo, son de esencia masculina. Pero es bien cierto que es desde la profundidad que nace en todo ser equilibrado la acción. Es del océano que emergen las olas y es de las zonas profundas de nosotros mismos que emerge la acción justa.

Las impresiones, las sensaciones que nos llegan de fuera, penetran en nosotros. Nos tocan en el nivel femenino de nosotros. Esto es cierto tanto para las mujeres como para los hombres. Cada vez que una percepción nos llega, si somos aunque sea un poco equilibrados –porque por lo general somos neuróticos con respecto al tema que toco el día de hoy- nos encontramos en una actitud femenina. Un elemento venido de fuera penetra en nosotros y en nosotros se lleva a cabo una maduración, una gestación, que es, también, femenina. Enseguida, respondemos a la situación, o bien, demasiado a menudo, reaccionamos mecánicamente; y esta respuesta o esa reacción es de esencia masculina. Dicho así es simple, pero es la clave de una comprensión real de sí mismo por un lado y, por el otro, de la relación justa entre los sexos. Si la humanidad debe ser feliz, es importante que las mujeres sean cómoda y naturalmente mujeres y que los hombres sean cómoda y naturalmente hombres”.

Categorías: El poder del Corazón Puro, Amar, Arte, Autoindagación, Belleza, Consciencia, Espiritualidad, Humanidad, Paz, Vida

Tu email no será público Required fields are marked *

*