En su obra maestra, “Elogio de la sombra”, Junichiro Tanizaki considera el culto a la sombra como una de las características esenciales del sentir estético de la idiosincrasia japonesa:
“En Occidente, el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz; en la estética tradicional japonesa lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra. Lo mismo que una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz, la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra”.
Tadashi Tajima, maestro shakuhatchi -flauta dulce empleada por los monjes Fuke Zen, en sus prácticas de Suizen-, refiriéndose a dicho instrumento, comenta:… (más…)