Resulta un sinsentido intentar aportar algo de luz en un tema tan complicado, donde hasta los estudiosos más humildes y honestos reconocen que aún se está “en pañales”. Aunque ayuda a prever, realizar gimnasia mental o llevar una vida activa no significa lamentablemente un seguro de vida contra esta enfermedad. En los hechos, hoy en día no se conoce ni su causa ni su cura.
Entrar a comparar la crudeza, impotencia, desolación, dolor o amargura que despierta esta enfermedad con respecto a otras, resulta un planteamiento tan erróneo como injusto.
Podemos imaginar, eso sí, si queremos, cómo nos sentiríamos si de pronto no supiéramos dónde estamos, ni qué hacemos, ni con quién estamos, ni quienes somos… Un instante tras instante de vacío, de falta de ubicación en el espacio, en el tiempo y en el contenido de nuestra identidad. Una pérdida de información que comienza en los datos, continúa en nuestro mundo personal y puede acabar manifestándose hasta en la pérdida de control de nuestros procesos corporales más primarios.
El Alzheimer resulta cruel para quien lo vive así como para quienes tratan de ayudar a un ser querido afectado, convirtiéndose sin saberlo en impotentes y dolientes testigos de su degradación en vida. En más de una ocasión, esta implicación en la vida cotidiana de los enfermos de Alzheimer acaba afectando duramente a quienes los cuidan.
Por eso se ha de ser optimista y apoyar a quienes aspiran, luchan y trabajan por hallar un punto de luz que haga posible que el Alzheimer tenga cuanto antes prevención y cura.
Con el deseo de que así sea cuanto antes.
No vi esta entrada cuando comenté la de «Bicicletas…» ,pero tengo la sensación de que el párrafo en el que se manifiesta : «Podemos imaginar, eso sí, si queremos, cómo nos sentiríamos si de pronto no supiéramos dónde estamos, ni qué hacemos, ni con quién estamos, ni quienes somos… Un instante tras instante de vacío, de falta de ubicación en el espacio, en el tiempo y en el contenido de nuestra identidad. Una pérdida de información que comienza en los datos, continúa en nuestro mundo personal y puede acabar manifestándose hasta en la pérdida de control de nuestros procesos corporales más primarios.» ,es una lectura que hacemos «desde afuera»,los espectadores (aunque se trate de los cuidadores o del cuidador principal),porque,no en los inicios sino cuando la demencia está «establecida»,por decirlo de algún modo,lo que frecuentemente transmiten estas personas no es tristeza,dolor´,intranquilidad…más bien al contrario,salvando los momentos,en aquéllas en las que existen delirios y/o alucinaciones que pueden alterarlos aunque no siempre negativamente.Bueno,hablo de demencias en general,no del Alzheimer en particular.
Tampoco me gusta hablar de degradación,no sé ,no quiero enrollarme,creo que sé a lo que te refieres pero,aunque es difícil de hacer,si percibiésemos estas patologías con otros ojos,quizás nos resultasen menos inútiles,hasta enriquecedoras (y soy consciente de lo extraño del término en esta ocasión),lo que no obsta para que diga que son duras e indeseables.
Es difícil para mí explicarme.Saludos