En estos tiempos tan inestables que nos ha tocado vivir, de lo único que podemos estar plenamente seguros es que «no sabemos». Así que, sabemos que no sabemos, y esto nos hace más vulnerables; aviva miedos, inseguridades, sombras… Aun así, de una cosa sí que podemos estar seguros, y es que la sociedad va a cambiar.
Una minoría creciente de ciudadanos están comprendiendo que sólo nos tenemos a nosotros mismos, a nuestros congéneres y al medio natural que nos permite la vida; que a las instituciones, en último extremo, les sucede lo que comentaba con sarcástica incredulidad el maestro Claudio Naranjo: «Las instituciones -de cualquier tipo- empiezan queriendo servir a algo y acaban sirviéndose a sí mismas». Esta creciente minoría aboga por una sociedad menos volcada a lo financiero y más cercana a la realidad palpante de la vida cotidiana: a la salud, la vivienda, a la educación, al trabajo, a la cultura y al medio ambiente que nos permite la vida -a nuestra Naturaleza.
Antiguamente los bancos facilitaban el mecenazgo de proyectos, de creaciones, de sueños viables de emprendedores audaces. ¡Quién sabe si tras este batacazo de los sistemas ideológicos de convivencia, nos encontremos ante un nuevo renacimiento de lo humano, de lo real, de lo sencillo, de lo honesto, de lo vivo, de lo verdadero! Al menos, de su potencial. Como bien sabe el arriero, aremos lo que podamos; pero hagámoslo, intentémoslo al menos con todas nuestras fuerzas.
En esta intervención del Presidente de la «Fundación Dinero y Conciencia» y asesor de «Triodos Bank», Joan Antoni Melé, señala precisamente esto: el valor esencial de la banca como soporte de la riqueza de su comunidad (que es también la suya por merecido beneficio), y la necesidad imperiosa de que la sociedad purgue un poco sus enfermedades y recupere así su dignidad humana.
Aunque la conferencia es de hace unos años, quizás le haya llegado ahora su momento para dar ese primer gran paso personal y colectivo.