Hasta hace poco, imaginaba que las piedras apiladas como éstas, reflejaban el poder creativo de la unión, de la superación; eran como los castellers.
Sin embargo, a diferencia de los castellers, donde hay un elemento activo (yang), un esfuerzo, una meta simbolizada en el último individuo que corona la estructura, estas construcciones de piedras manifiestan lo que no se ve: el equilibrio (yin) (sin esfuerzos) que armoniza y hace posible el orden de las cosas dentro del caos de las infinitas posibilidades de creación que yacen latentes en el campo de lo no manifesto; incluyendo, por supuesto, el equilibrio de los procesos bioquímicos de cualquier forma de vida, desde una galaxia, un planeta, una persona o una piedra.
Comunicación sin palabras que representa disciplina en la armonía, en un perfeccionamiento que nace de un equilibrio natural de paz, en la unidad que de forma innata, lleva implícita la fuerza de la perdurabilidad y del silencio.
Un abrazo.
Gracias Esencia por tu reflexión. Unicidad carente de formas y que en su misterio sólo podemos captar como un sentimiento interior de integración, de dicha, de «espiritualidad».
Un abrazo 🙂
Muy buena la observación, Juan y gracias por el aporte de los castellers de Vilafranca, los cuales conozco su significación a través de este post y tu enlace.
:-)Saludos!!