Extracto de la intervención de Claudio Naranjo en “Congreso Futuro 2017” en su país natal, Chile. En ella, plantea la triste realidad del sistema educativo tal y como normalmente es entendido y estructurado por los gobiernos: un sistema para acumular información y manipular a las personas; según él, “un crimen, un fraude”.
Estos sistemas educativos tienden a formar mano de obra de personas que han perdido por el camino su singularidad, sometidos a unas doctrinas inculcadas desde la infancia y unos valores que, en el mejor de los casos, le evitarán problemas en la convivencia cotidiana. Claudio aboga por una educación que ayude e impulse a que el individuo extraiga de sí lo que ya lleva dentro; y al hacerlo, lo comparta con sus congéneres. Una educación que anteponga la labor para que las personas exploten todo el potencial que llevan dentro, a reducirlas a engranajes de trabajo, uniformes en creencias, dogmas y pensamientos.
La base de esta situación se centra según Claudio Naranjo en el modelo de sociedad patriarcal que ha imperado en gran parte de nuestra historia. Su visión es clara y sin eufemismos: «Nos volvimos civilizados; es decir, canallas». «Se dice que queremos mucho a los niños, pero (por medio de la educación ) los aplastamos». «Las instituciones burocráticas empiezan queriendo servir algo y acaban sirviéndose a sí mismas»… Claudio Naranjo sólo ve una vía esencial para recuperar el norte de nuestra humanidad: que las personas aprendan a amarse a sí mismas.
Su programa SAT intenta el imposible: formar educadores que impartan esta educación sanadora. Una educación que fomente los valores de la singularidad, del respeto, de la libertad, del amor a la vida, del coraje a experimentar, del disfrute del juego de la existencia: de la felicidad.