El VIAJE DE RIDDHI

La experiencia de existir sin miedo

Compartimos esta charla entre Cesar de Morey y Sergi Torres, centrada en la experiencia de existir sin miedo a vivir. La esencia de este enfoque parece radicar en realizar un cambio de actitud, abriéndonos a abrazar nuestros miedos, dándonos permiso para experimentarlos paulatinamente, con coraje pero también con paciencia y compasión. Esa apertura a la experimentación del miedo acaba por restar fuerza al peor de los miedos: el miedo al miedo.

Al comenzar a abrazar nuestros miedos, conseguimos disolver poco a poco la disociación existente entre nuestra mente y la experiencia directa de vida. Se mantiene activo en nosotros el miedo biológico –mecanismo de supervivencia inherente en todo ser vivo-, pero vamos despojándonos de la tendencia a fijar nuestra atención -y así alimentar- un miedo psicológico. Ese miedo lo genera la identidad construida a través de los pensamientos que vienen a nuestra conciencia. (Es el “hombre idea” que señala Antonio Blay: la imagen mental que tengo de mí.) Ese yo personal olvida el Yo impersonal. Y en ese olvido desterramos de nuestra consciencia el hecho de que la felicidad que buscamos es un estado impersonal, transpersonal; y lo que es aún peor: en esa búsqueda errada generamos su contrario, la sensación de infelicidad.

Muchas relaciones de pareja se basan en la exigencia del sacrificio de la felicidad del otro como prueba de su lealtad; sacrificio del otro que creemos necesario para nuestra propia felicidad. Pero, ¿cómo puedo exigir amor si no respeto la libertad del otro? Y más importante aún: ¿cómo puedo pretender ser feliz exigiendo la felicidad en el otro, si no sé ser feliz por mí mismo? El «amor» se convierte así en un triste eufemismo de represión y chantaje, en vez de ser  fruto de la libertad y respeto. Ser consciente de estos mecanismos de autoengaño y sabotaje –ver esta realidad con honestidad-, nos permite ir poco a poco debilitando estos patrones viciados de comportamiento.

La capacidad de “decisión” -como resultado de nuestro supuesto libre albedrío-, entra dentro también de esta dinámica de creencias. No decidimos ni el latir de nuestro corazón ni el fluir de nuestra existencia; la decisión pasa a ser el juicio de nuestra interpretación mental sobre una serie de parámetros ajenos por completo a nuestro conocimiento y dominio. Al darnos cuenta de esta realidad –de nuevo, al verlo honesta y objetivamente-, el “decididor” como tal se deshace. Esta comprobación supone por sí misma una gran liberación, pues si dejo que las cosas sucedan y estén tal como están, estaré en ellas en paz, al margen de lo gratas o incómodas que me resulten. La acción, palabra, gesto o silencio que surge espontánea de ese estado natural de aceptación de lo que es aquí y ahora, ya no interferirá con el misterio de las infinitas variantes que genera el fluir de la existencia en cada momento.

Esa aceptación está a un paso de una vivencia más natural del amor: la comprensión de la necesidad de la dualidad; el abrazo de las polaridades: el saber profundo de que el llamado bien y mal son sólo perspectivas de la realidad manifiesta, indivisible e inmutable. Esa aceptación y abrazo a todo lo que es, bueno o malo, nos regala el dejar de luchar, reaprendiendo a abrazar el goce, la tristeza, lo extraordinario, lo cotidiano, el éxtasis, la apatía; en suma, todo lo que transcurra en nuestras vidas. En ese abrazo de aceptación, esos estados, pensamientos, emociones o sentimientos tristes y oscuros -de los que llevamos huyendo quizás durante toda nuestra vida-, se disuelvan al sentirse honrados con nuestra presencia honesta, abierta, amorosa, sin juicios.

Mientras mantengamos esa percepción de separación respecto a otro ser humano, mientras nos sintamos aislados, esa percepción seguirá entrañando –latiendo en nuestras entrañas- nuestro miedo y dolor más profundo. Ese miedo genera en sí la ilusoria partición de la Consciencia. Ante esta realidad no podemos hacer nada, salvo ser conscientes de eso -darnos cuenta poco a poco de lo que está ocurriendo-; no interpretándolo sino aceptándolo, abrazándolo. De esta manera la vida nos brindará la experiencia oportuna y causal para poder realmente liberarnos de todas las ramificaciones de ese miedo –ilusorio pero vivido con rotunda intensidad- de ser una imagen psicológica ajena al Ser.

Sólo se trata de exponerse a la vida, a los demás, pues por medio del otro, también somos.

— Interpretación personal a modo de resumen, con fragmentos intercalados de esta interesante charla.
Categorías: El poder del Corazón Puro, Amarse, Amor incondicional, Cesar de Morey, Consciencia, En la red, Espiritualidad, Humanidad, Muerte, Paz, Sergi Torres, Vida

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