“-Bob, ¿estás diciendo que no hay nadie preguntando?
-En efecto.
-Entonces, las preguntas van surgiendo, las respuestas van apareciendo y eso es todo lo que sucede.
-Entiende esto: el que pregunta es la pregunta misma. Si no estás haciendo la pregunta, ¿hay algún preguntador? ¿Puede haber pregunta sin el preguntador? Si llegas a entender esto, te das cuenta de que uno neutraliza al otro. Si no hay preguntador, no hay pregunta.
“Buscamos una respuesta en la mente y la mente divide y vuelve a crear otras situaciones sobre las que preguntar, y cuando recibe una respuesta empieza con el “pero..” y el “¿y si…?”, y así puede continuar para siempre. Si buscas una respuesta en tu mente hallarás una continua división. ¡Nunca encontrarás ahí la respuesta!
-Si la respuesta no puede ser encontrada en la mente, entonces, ¿dónde?
-¡Punto final! Punto final a los pensamientos. Poniendo ese punto final, estás fuera de la mente. Tan sólo detén el pensamiento por un instante.
Repite ahora una palabra para ti mismo. Cualquiera puede valer. Repítela hasta que yo te diga que pares. Ahora, detén tu pensamiento.
En esa pausa, estás más allá de la mente. Sin que la mente esté activa, aún estás viendo, aún oyes… Todos los sentidos están ahí. No hay ningún pensamiento, aunque sólo sea durante medio segundo, pero no hay pensamientos. En ese medio segundo has estado más allá de la mente.
Haz eso unas pocas veces y verás cómo el período de ir más allá de la mente se hace más y más largo. Luego, te darás cuenta de que incluso cuando suceden pensamientos, el silencio está todavía ahí. El funcionar natural acontece, haya búsqueda o no. Todos los sentidos están contenidos en Eso, no es algo que pueda abarcarse o conceptuarse”.
Bob Adamson