El VIAJE DE RIDDHI

Recursos y Herramientas

leonardo

Dado que aún no ha finalizado la legislatura del actual Presidente, finaliza aquí este breve recorrido por los distintos mandatarios que han formado parte de la historia democrática de España.  Lejos de sentirse  bajas energías hacia ellos, su presencia y sus actos -como suele suceder y se alienta  a ello-  debiéramos intentar comprender cómo somos mayoritariamente como país.

Los presidentes vienen a ser algo así como los alter ego de la población predominante en un país demócrata. Representan, dentro de las características propias de su individualidad, nuestras luces y nuestras sombras como sociedad.

Desde esa perspectiva da la impresión de que hemos desatendido nuestra responsabilidad como ciudadanos, posiblemente por acabar descreídos de eso que llaman la “casta” política, con sus promesas públicas, acuerdos  privados y  demás “tinglados”…  Quizás, en esta crisis que comienza a sacudirnos, tomemos mayoritariamente consciencia, si quiera para exigir representantes cualificados para personificar el alter ego colectivo de España.

Si es cierto lo que afirman eminentes psicólogos cuyas frases hoy en día pueblan en mensajes la red, rechazamos del otro lo que en nosotros no queremos reconocer como sombra o defecto.  De ser esto cierto, como así parece, toca ahora trabajarse cada cual para intentar  que nos reflejen representantes políticos acordes a un país rico en sol, cultura, personas e historia. O en cualquier caso -por encima de todo- para mejorarnos nosotros mismos.

Felices fiestas a todos ellos y a todos nosotros.

+

jarose

Vivimos dramas que recreamos constantemente. El drama alimenta y da consistencia a la idea que ha tomado nuestra identidad. Vivimos como poseídos,  pues en gran medida nuestra dramatización es una posesión.

Poseído el violento y el pacifista de puertas a fuera. Poseído el que se cree una marioneta en manos de las circunstancias y poseído el que juega a creerse a sí mismo su juego de enseñar a los demás a creer en sí mismos. Poseído el ateo más injurioso y el creyente obsesionado en acatar a pie juntillas el credo al que rinde culto y pleitesía a cambio de hacerle sentir un poco más limpio, un poco más sano, un poco más cercano al roce cariñoso de un dios que suele tener tintes tiránicos.

El niño juega el drama que significa vivir –drama, en su sentido etimológico de “actuación”-, pero a diferencia del adulto no queda preso en el juego. El enfado pasa por su vida, luego la risa, el hambre, el sueño. Los niños son maestros inconscientes, innatos.

Luego caen, en su vulnerabilidad y dependencia, en las manos de la sociedad que les ha tocado vivir; y ésta, con ayuda de sus padres (alumnos aventajados de su sistema), les inculca, graba y enseña una escala de valores, unos protocolos de comportamientos, unas idolatrías, unos tabues, etc. El niño comienza entonces a identificarse y limitarse en un nombre, en un cuerpo, en unas creencias, en una historia de realidades.

Y ahí comienza el periodo larvario de la dramatización como fundamento identificativo de vida. El soy pasa del VIVIR a condensarse en una identidad concretada en una mente y un cuerpo; nos aislamos, nos separamos, nos concretamos… y ahí comienza nuestro drama existencial como drama cotidiano.

Soy niño y he de actuar como niño, he de comportarme de una determinada manera si quiero recibir el cariño de mis padres y amigos. En público he de mantener una serie de patrones y conductas, según donde haya nacido, si quiero ser respetado –que en gran medida significa ser ignorado-. Y así, queriendo vivir la vida siendo respetado o al menos no siendo rechazado, caemos en el rol de las conductas y de los patrones ideológicos.

Por eso la otra mitad de nuestra vida, más o menos, la dedicamos justamente a desdramatizarnos, a intentar desidentificarnos de ese personaje drama, de ese autómata, de ese ser reactivo que tan intensa y profundamente vuelve una y otra y otra vez a dominar nuestra conducta, nuestra acción, nuestro pensamiento. Y en esa escala se mueve la vida de todas las personas en todo el planeta desde que la vida es vida: ciegamente dramatizados, dramatizados a nuestro pesar, desdramatizándonos y desdramatizados.

Ese es el juego. Y ésa es en gran medida la razón, el porqué es necesario una cierta ligereza en el enfoque con que hemos de intentar afrontar nuestros problemas, así como la ligereza -no exenta de ciertas gotas de humor- con que hemos de tomar nuestra identidad y las certezas de los supuestos maestros.

+

 
De Santiago Pando, responsable del documental «creer es crear».

Sin más guión previo que grabar en su medio a distintas personas, este trabajo muestra una interesante sucesión de instantes de distintas personas que han hecho de su vida y su labor su razón de existir.

Destaco en lo personal la reflexión Ser Artesano es aceptar la luz de la creación en nuestras manos
+

candle main full

A todas las personas que sostienen el deseo y la intención suprema, para que reine permanentemente y de modo definitivo el Amor, la Paz y la Alegría.

Con el fin de ayudar a nuestro Planeta y a todos sus habitantes a dar a luz el Nuevo Mundo, pedimos a todos ‘ los creadores de luz ‘, quienes sientan como nosotros la necesidad de hacer el compromiso de vibrar y sostener permanentemente ese estado en su máxima intensidad, para crear el salto cuántico necesario para darnos a luz a nosotros mismos…. (más…)

+