Que tu camino tenga Corazón
«Somos la espaciosidad en la que todo aparece y desaparece» – Jan Kersschot
Jan Kersschot nos invita en su último trabajo a abordar una aparente confrontación con lo que es, con lo que somos. En “Más allá” se nos propone establecer un vínculo distinto al que normalmente asume un lector en su compromiso voluntario con un libro. Las palabras que contiene no son el resultado de una reflexión personal del autor dirigidas a la comprensión intelectual del lector. Jan Kersschot nos anima a intentar leer más allá de las palabras, observando simultáneamente el blanco que las sustenta; es decir, abordando su lectura como una indicación impersonal de la Consciencia a la Consciencia, o lo que es lo mismo: un contacto entre olas en la unicidad del océano que somos.
Afín a la actitud sencilla y pragmática de su autor a la hora de expresar su mensaje, el contenido de “Más allá” no pretende sumergirnos en realidades oníricas ni en estados fantasmagóricos de consciencia. La Realidad que nos señala es única, ordinaria, sin niveles ni embelesamientos: “Lo-Que-Es”, por emplear uno de los múltiples conceptos que tratan de apuntar al Misterio Inefable que soporta, contiene y manifiesta Todo.
Desde aquí queremos dar las gracias a Jan Kersschot por su disponibilidad y deferencia al concedernos esta entrevista, así como por la labor que realiza en la difusión de la Enseñanza Viva. Recomendamos la lectura de “Más allá” a los buscadores de enseñanzas prácticas y directas sobre la Realidad última que todo y todos Somos. En sus propias palabras:… (más…)
El fin de nuestra búsqueda… TS Elliot
» No dejaremos de explorar
y el fin de nuestra exploración
será llegar hasta el punto de partida.
Y conocer el lugar por primera vez».
TS Elliot
La ausencia total del «hacedor»
Cierta mañana acudió entre los visitantes un profesor de filosofía, procedente del norte de la India. Ya había visitado a Maharaj varias veces. Aquella mañana lo acompañaba un amigo suyo, que era un artista de cierta categoría, pero que al parecer no tenía ningún interés especial por los temas de lo que habla Maharaj.
El profesor abrió el debate. Dijo que le había impresionado tanto lo que le había dicho Maharaj en su última visita, que cada vez que pensaba en ello sentía como si lo recorriese el cuerpo una oleada de vibraciones. Maharaj le había dicho que el único “camino” para volver atrás era aquel mismo camino por el que había llegado, y que no había ningún otro. El profesor dijo que aquella frase le había tocado una fibra muy honda, sin dejar lugar a las dudas ni a las preguntas. Pero, más tarde, cuando se había puesto a pensar profundamente en la cuestión, sobre todo en el “cómo”, se había encontrado enredado irremediablemente en una maraña endiablada de ideas y de conceptos. Dijo que se sentía como un hombre que hubiera recibido el regalo de un diamante precioso pero que lo hubiera perdido después. ¿Qué debía hacer ahora?
Maharaj empezó a hablar en voz baja. Dijo:
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Ausencia de Presencia
Hay momentos en que nos sentimos desalentados en medio del camino. Instantes en que parece faltarnos el ánimo para continuar con la marcha en nuestras vidas. La tristeza, la traición, la pérdida, la desconfianza, el miedo, el odio, la apatía… son entre otros los detonantes. Sin embargo, a veces nos sucede sin causa aparente. Momentos en que simplemente nos cuesta asumir la fragil vulnerabilidad humana, como diminutas piezas engranadas en el misterioso, caótico e insondable fluir de nuestra existencia.
Es en estos casos en los que -de forma más auténtica, humilde, intensa y profunda- valoramos el poder de empatía, cuando una persona nos brinda su atención, su escucha, su comprensión, su apoyo, su cariño… Nos brinda justo lo que más necesitamos para recomponer nuestras heridas. No nos sirven tanto en esos momentos de desánimo las palabras que nos enjuician ni los consejos sobre cómo debemos o no actuar… La muda presencia de unos ojos comprensivos ejercen sobre nuestro ánimo una fuerza tal, que no puede equipararse ni al mejor de los discursos bienintencionados ni al más justo de los juicios. … (más…)
La vía de Nisargadatta Maharaj, según Osho
«Había un hombre en Bombay, Nisargadatta Maharaj. Nadie lo conocía por este gran nombre; era conocido por las masas como «Beedie Baba» porque estaba continuamente fumando beedies. Creo que India tiene setecientas mil aldeas y en cada aldea puede encontrar al menos a uno de estos tipos. Amrito me escribió hace unos días, porque otro joven holandés se involucró mucho con Beedie Baba… El hombre parece ser muy sincero, pero el problema es que las personas que vienen de Occidente tienen un corazón muy infantil, muy confiados, y desconocen que en la India la espiritualidad es solo una rutina. Todo el mundo habla de grandes cosas y sus vidas son lo más feas posibles…. (más…)






