Krishnamurti habla con honestidad sobre el papel limitante y anestesiante de todas las creencias e ideales, especialmente las religiosas y científicas que pretenden acotar el Misterio de nuestra naturaleza.
En última instancia la Fe más poderosa que podemos adquirir -la más enraizada y pura al menos-, nace siempre de un único foco: nuestra propia experiencia y su vivencia interna.
Conocimos a Leo Carcaiso por causalidad, o mejor dicho, por los algoritmos misteriosos de Amazon, que sitúan su obra “En la olla de la Conciencia” como afín al libro “Más allá” de Jan Kersschot, con quien pudimos conversar y publicamos recientemente varias entradas.
Según el texto que aparece en la contraportada de su libro, Leo Carcasio es “un italiano que se fue a vivir a Tenerife en busca de una nueva vida y de otras respuestas // No es ni un maestro, ni un escritor profesional; aún así, ha sido vehículo para que naciera un breve y sencillo texto, inspirado desde el corazón y escrito en menos de un mes // Un libro que habla de la vida, de las mentiras que nos gusta contarnos y de la Paz que, aún así, se halla siempre presente y disponible. Aquí encontrarás el relato informal de un amigo que un día, sentado en el banco en un parque, mientras buscaba tabaco en su bolso, acabó encontrando a Dios”.
«¿A dónde voy cuando duermo? ¿Cómo es ese lugar? ¿Es de noche? ¿Es de día? ¿Hay luz? ¿Hay tinieblas? ¿Es un mundo? ¿Dónde está? ¿Cuán grande o pequeño es? ¿Me quedo en mi cama? ¿Estoy en mi casa? ¿En mi pueblo? ¿En mi país? ¿En la tierra? ¿En el sistema solar? ¿En la galaxia? ¿En el universo? ¿En el vacío? ¿Dónde estoy? ¿Y cómo lo hago? ¿Cómo hago que me duermo? ¿Qué ciencia pongo en obra para hacerlo? ¿Quién me ha enseñado a dormirme? ¿Qué gurú me ha enseñado a dormirme?… (más…)
Jan Kersschot nos invita en su último trabajo a abordar una aparente confrontación con lo que es, con lo que somos. En “Más allá” se nos propone establecer un vínculo distinto al que normalmente asume un lector en su compromiso voluntario con un libro. Las palabras que contiene no son el resultado de una reflexión personal del autor dirigidas a la comprensión intelectual del lector. Jan Kersschot nos anima a intentar leer más allá de las palabras, observando simultáneamente el blanco que las sustenta; es decir, abordando su lectura como una indicación impersonal de la Consciencia a la Consciencia, o lo que es lo mismo: un contacto entre olas en la unicidad del océano que somos.
Afín a la actitud sencilla y pragmática de su autor a la hora de expresar su mensaje, el contenido de “Más allá” no pretende sumergirnos en realidades oníricas ni en estados fantasmagóricos de consciencia. La Realidad que nos señala es única, ordinaria, sin niveles ni embelesamientos: “Lo-Que-Es”, por emplear uno de los múltiples conceptos que tratan de apuntar al Misterio Inefable que soporta, contiene y manifiesta Todo.
Desde aquí queremos dar las gracias a Jan Kersschot por su disponibilidad y deferencia al concedernos esta entrevista, así como por la labor que realiza en la difusión de la Enseñanza Viva. Recomendamos la lectura de “Más allá” a los buscadores de enseñanzas prácticas y directas sobre la Realidad última que todo y todos Somos. En sus propias palabras:… (más…)
Desde un enfoque adaptado a la modernidad de nuestro tiempo, su mensaje intemporal nos plantea la pregunta que ha originado el deseo más primario de la humanidad: saber qué somos.
«¿Quién soy?» nos conduce desde las percepciones y razonamientos hasta más allá del pensamiento; o mejor dicho, hacia antes de su formación. Finalmente, la atención se centra en ese espacio vacío y sin límites en el que transcurre la experiencia íntima de cada uno -en cuanto individuo que creemos ser-, y la vida y el entorno que creemos nos rodea. Realizar el «Samadhi» significa despertar/avivar/expandir nuestra atención más allá, más cerca, -antes- del pensamiento errado de creerse una «persona»; esto es, un ser humano, aislado e independiente, que piensa e interactúa con el mundo hasta su muerte, gracias a su cuerpo y a su mente.
La experiencia más allá, más cerca, antes del pensamiento inicial que recrea en cada ser la matriz que conforma nuestra realidad aceptada del mundo físico y material, constituye el albor del establecimiento del Samadhi: el estado Real de la Conciencia, del Ser, de «Dios». «Lo» inefable, por cuanto es el Espacio -Único, Consciente y Vacío-, en que cada ser vivo es consciente de que es -de que existe- mientras transcurre la experiencia de su vida. Tomar Consciencia de la Unicidad del Espacio que «sostiene» el flujo fenoménico de la Vida (la manifestación física de Toda la Existencia) exige dejar atrás la idea de ser una identidad propia y separada. Sólo así podemos desvelarnos en el Ser: en el Vacío con potencial Absoluto de Lo que Es, cual Uno en su Totalidad, momento a momento.
Como advertía el misticismo medieval: «Es el Misterio de los misterios»… El Misterio que habita en toda la existencia y en todos nosotros. No hay que temerLo, ni temer perderLo; ni a Su juicio, ni a ser lo suficiente bueno o justo para obtenerLo: La Maravilla que ya Somos espera nuestro despertar por toda la eternidad 🙂 Es lo que Somos justo en este instante. Es lo que Es. Ahora. Siempre. En Absoluta Plenitud. En Infinita Inteligencia. En Amoroso Vacío. Momento a Momento.
«Samadhi es despertar de la identificación con la prisión a la cual llamo -yo-«, se afirma en el video. Samadhi es un instante de eternidad consciente Absoluta, y un retorno dichoso a este juego de luces y formas, de vidas y muertes, de goces y horrores, de mentiras y creencias; de la idea juguetona, tortuosa y fantasmagórica a la que hemos consagrado nuestra existencia y civilización: la idea que piensa ser un «yo» fisico y mental, aislado en su universo personal, destinado tras nacer, a morir.
«Fuera de la sociedad, el hombre es una bestia o un dios». Aristóteles
En 1977, el Comandante de la Policía Armada Joaquín Imaz fue la primera víctima mortal de ETA en Navarra. Los asesinos le dispararon nueve tiros a bocajarro. Su hija Carmen Imaz tenía entonces ocho años. En el documental “Relatos de plomo” nos relata que a partir de este suceso “ya no pude ir a los cumpleaños de mis amigas del colegio porque ya no me invitaban la mayoría de ellas, porque el miedo les impedía que nadie tuviera ni sospechas de que pudieran tener una relación con nosotras. La comunión no la pude hacer en el colegio con mis compañeras; la tuve que hacer en el cuartel, rodeada de policías y de las pocas personas que se atrevieron a venir”. “A mi madre no la atendían en el mercado. Se cruzaban la calle para no tener que saludarnos. Era miedo. Era miedo a que nadie la relacionara con nosotras”. “Y el miedo no se puede evitar. El miedo es libre”.
Hace unos años, afirmar que vivíamos los inicios de una crisis era considerado como un gesto de catastrofismo. Sin embargo, en menos de un lustro, el desplome de valores, instituciones y paradigmas que antes tenían la consideración de verdades inmutables ha sido más que evidente. Actualmente estamos inmersos en esta fase del proceso: el antiguo sistema de valores existenciales, sociales, políticos, científicos o económicos se agita en medio de su caída, tratando inútilmente de reafirmarse y evitar así su desmoronamiento.
Algunos países, instituciones, organismos, grupos e individuos son conscientes del curso de esta realidad y ya trabajan de cara a forjar lo que será una nueva era en nuestra historia. “Todo pasa”, y este periodo de revulsión global que apenas ha comenzado, acabará por hallar un nuevo cauce y un nuevo sistema. La duda está en saber si ese tránsito que en sí es una muerte, conllevará grandes sacrificios y pérdidas para el grueso de la humanidad, para el resto de seres vivientes o incluso para el Planeta.