El VIAJE DE RIDDHI

«Ser es Dios» – Nisargadatta Maharaj

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“¿Qué quieres decir, en realidad, cuando usas la palabra “amor”?

Esta pregunta suele dejar al visitante sin habla. Maharaj prosigue entonces:

“¿Acaso la palabra “amor” no designa básicamente “una necesidad” de alguna clase, pues se ama a la persona o la cosa que satisface nuestra necesidad? En efecto, el amor entre el hombre y la mujer satisface la necesidad mutua que tienen uno del otro, ya se trate de una necesidad física, o de compañía, o del cualquier otra clase. Cuando uno descubre que el otro ya no satisface esta necesidad, el “amor” se convierte primero en indiferencia y después, quizás, en “odio”.

Visitante: Pero, maestro, sin duda ésta es una visión estrecha de la palabra “amor”.  ¿No es cierto que tiene que existir, sin duda, algo así como el amor impersonal o “universal”?

Maharaj: ¡Ah! Vamos a dejar claro de qué estamos hablando. ¿Estamos hablando de un sentimiento, de una relación entre dos personas? En tal caso, ¿es posible que el amor sea, en realidad, otra cosa que la contraparte opuesta e interrelacionada del “odio”, donde ambos son sentimientos que alberga una persona hacia otra?

Visitante: Puede que lo que tuviera en mente fuera más bien lo que se transmite con las palabras “Dios es amor” o “el amor es religión”.

Maharaj: (Riéndose)  También en este caso, amigo mío, ¿qué es eso, sino combinaciones de palabras basadas en un concepto que le gustaba a alguien y que quiso imponer a otros? Y los “otros” están más que dispuestos a aceptar cualquier concepto que les aporte algún tipo de anclaje moral. En estos casos, el buscador espiritual se siente feliz y complacido en su pose de buscador. Se siente muy superior a los demás, “almas descarriadas que están desperdiciando sus vidas”. ¡Y en esta pose de “iluminación”, se aferra con mucho gusto a un concepto basado en una combinación agradable de palabras que alimentan su ego de buscador!

Visitante: Pero, Maharaj, las palabras “Dios es amor” y “el que mora en el amor, mora en Dios, y Dios mora en él” las dijo San Juan, un gran santo cristiano del que también se que cree que fue jñani.

Maharaj: No dudo que fuera jñani. Pero, por desgracia, parece que sus seguidores no han aprehendido con claridad lo que significaban esas hermosas palabras para el sabio cristiano que las pronunció. Lo que pensaba San Juan no era, ciertamente, que Dios fuera una entidad objetiva, fenoménica, cuya naturaleza esencial sea el amor.

“Volvamos ahora  a lo que te he dicho de que la base del amor es la necesidad. Considera cuál es la posesión más preciada de cualquier ser sensible. Si este pudiera elegir entre poseer riquezas del mundo o su condición de ser o consciencia -es decir, lo que le proporciona el sentido de estar vivo y presente y sin lo cual el cuerpo no sería más que un cadáver-, ¿qué elegiría? Evidentemente, sin consciencia no le servirían de nada todas las riquezas del mundo.

“Esta condición de ser -esta presencia consciente que él es-, es la cualidad de ser de todos los seres sensibles de la Tierra, el alma misma de todo el Universo; y por tanto, en efecto, este aquí y ahora -esta consciencia presente-, no puede ser otra cosa que Dios.

“Es esto lo que uno ama más que cualquier otra cosa, porque sin ello ni hay universo ni hay Dios. Esto, por tanto, es Presencia-Amor-Dios. Y San Juan era muy consciente de ello, evidentemente, cuando dijo: “Dios es amor”. Está muy claro que lo único que pudo querer decir fue que él (Juan) y Él (Dios) no eran diferentes como subjetividad pura, como noúmeno. Y, por tanto, el que está afianzado en la presencia consciente que es Amor, que es Dios, “mora en Dios,  y Dios mora en él”.

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«El buscador es lo buscado. Las enseñanzas esenciales de Sri Nisargadatta Maharaj», de Ramesh Balsekar. Resumen capt.38

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