El VIAJE DE RIDDHI

Sombras y Luces en Urgencias del Hospital Universitario de Canarias

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Aunque no formó parte de mi deseo incluir en este blog aspectos de mi vida personal, quiero hacer una excepción con una vivencia que tuve el pasado lunes; casualmente, entre otras casualidades poco gratas, el día en que cayó sobre la isla una descomunal tromba de agua.

Alguien muy cercano a mí tuvo que ser atendido en Urgencias del Hospital Universitario de Canarias, el más importante de Tenerife; donde suelen dirigirse todas las familias para tener la certeza de que se hace por sus seres queridos todo lo posible.

Pero eso día, además, contó con que al siguiente era festivo –día de la Patrona de Canarias- por lo que el personal del Hospital supuestamente se redujo de forma considerable.

Como suele decirse, la visión de los pasillos de urgencia era dantesca… No había sitio ni en sus laterales  para colocar a todos los enfermos. Mientras, en el exterior, las trombas de agua y los fallos del edificio provocaron las primeras goteras y el anegamiento de la entrada de Urgencias. Comenzaron a hacerse entonces más visibles los nervios.

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El personal se vio desbordado… Los parientes que esperaban, al no poder hacerlo en la sala de espera de Urgencias -dado que un fallo eléctrico que acabó en leve explosión la había dejado sin luz y con humo tóxico-,  se arrinconaban en el pasillo de acceso… Las ambulancias llegaban y las personas tenían que irse a  lado contrario para no obstaculizar el acceso…

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La tarde avanzaba y la lluvia no daba señales de disminuir en absoluto. Los primeros enfados graves  provocaron la presencia de personal de seguridad… La sala de espera, disipada de humos, se mantenía aún a oscuras, iluminada tenuemente por velones propios de difuntos y ofrendas (ofrecidos por  alguna persona que los habría traído para la imagen de la virgen, que se encuentra en el acceso al hospital).

El dolor, el miedo, el viento y el frio, de soportarlo tanto tiempo (en nuestro caso, nueve horas en ese pasillo donde el viento cortaba con su constante presencia), fueron menguando las fuerzas pero al mismo tiempo también la trascendencia del momento. Es curioso que el ser humano encuentre en el humor una vía de explosión a sus tensiones más hirientes… Así sucedió en aquellos momentos. Los coches que accedían a la entrada, ignorantes sus conductores de los charcos existentes, eran recibidos con una “lluvia” de gritos y jocosos improperios para que disminuyeran la velocidad, dado que si no,  hubieran mojado a todos los que, resignados hasta el aburrimiento, esperábamos alguna noticia.

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La tarde siguió y llegó la noche… Pero ése es otro cuento.

A fuerza de guardar detalles de lo ocurrido, creo que sirva el esbozo de estos hechos para hacernos meditar hasta qué punto relegamos el bien común – el más esencial- el que tuve la oportunidad de sufrir y ser testigo, en pos de proyectos más suntuosos y vistosos pero que, a la hora de la verdad, no nos ayudan.

Una política que prime la salud de los ciudadanos; de sus centros; de la buena equiparación de sus trabajadores en deberes y derechos; de unos medios dignos y prácticos y no un entrecruce de intereses con empresas privadas cuyos dueños, curiosamente, son también médicos del servicio público, que hallan en este desvío de pacientes su mayor fuente de  lucro…

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El lunes y el martes fueron días de tristeza para mí.  Sombras, por lo comentado; luces, por cuanto descubrí personas que dan lo que no viene en nómina ni es medible: HUMANIDAD. ENTREGA HACIA EL DÉBIL.

Afortunadamente este ser querido ha sacado fuerzas de donde no las tenía y tras casi una semana, se recupera fuera de peligro, poco a poco.

Quiero expresar desde aquí mi agradecimiento al personal del Hospital Universitario de Canarias y mi deseo en que las administraciones tomen conciencia de que, lejos de proyectos de difusión exterior, turísticos o faraónicos, lo esencial -el bienestar más primario de los ciudadanos (salud y trabajo)-, ha de estar SIEMPRE por encima de cualquier otra prioridad.  Si no, como hasta ahora, seguiremos caminando errados, salvados sólo por la labor de  esos “ángeles” de bata blanca que dan de corazón -porque les nace- lo mejor de sí mismos.

Categorías: Humanidad

12 Comentarios, RSS

  1. Monte Ives

    Tienes toda la razón del mundo, toda. Comida, techo, salud y educación de calidad, después hablamos. No es más que esto.

    Siento que hayas tenido que pasar por esos problemas.

    Seguimos estando siempre presentes por si se puede hacer algo.

    Un fuerte abrazo Juan.

  2. Monte Ives

    Así sucede en todas las latitudes del planeta. En vez de ceñirse radicalmente al sentido común y volcarse a consolidar la salud, el trabajo, el suministro de bienes esenciales y el acceso a una vivienda, el «Sistema» de todos los países generan deliberdamente un rifirrafe ideológico teñido de manipulación emocional con la única intención de crear división, enfrentamiento, odio y miedo… y no asumir su responsabilidad: ser útiles en lo esencial.

    Lo triste y desgarrante es que se fomenta la escasez porque es necesaria para que funcione todo este conglomerado de instituciones, cargos y protocolarios acuerdos.

    Un fuerte abrazo, J.

    juan

  3. Yo cada vez pienso más que el sentido común es lo que más le falta al ser humano hoy día. Jolines.

    Aunque el abrazo virtual no es igual que el físico, te envío otro desde Madrid.

  4. Hola Juan, hace unos minutos, acabo de ver un video documental sobre la belleza del Teide y sus alrededores, la majestuosidad de la naturaleza, la vida fluyendo en cada rincón. Ahora, visitando tu «Viaje de Riddhi», me encuentro con la «otra cara» de la realidad. Por un lado tanta belleza y por el otro tanta desidia, ineptitud y poco tino humano. Hoy cuando desperté, pensando en lo que ocurre con esta «civilización», me decía a mi misma: «amo la vida, la naturaleza, el planeta al cual formo parte me parece maravilloso, pero detesto este «mundo», el mundo que hemos creado los humanos con nuestros egoísmos y ansias de poder.
    Vaya que comprendo muy bien lo vivido…. te lo dice alguien que vive en un país donde la salud y la educación son prácticamente inexistentes. Si lo narrado ocurre en un lugar del llamado «primer mundo», ya te puedes imaginar como es en el «tercero».
    También va mi abrazo y los mejores deseos para ti y los tuyos.
    BeT

  5. Isabel

    Desgraciadamente, creo que tod@s sabemos lo que es estar en urgencias de un hospital…Ya no gusta a nadie en condiciones normales, en las extremas ya ni digo. En esos momentos hay quien deja aflorar lo mejor y hay quien no tanto…Me alegra que fuera el sentido del humor el que acudiera en esos momentos…
    También me alegro que tu familiar esté mucho mejor…
    Cuidáros mucho ambos 🙂

    • Cierto Isabel. Si visitar un hospital de por sí nos desanima, por cuanto nos hace consciente del dolor y la enfermedad, y porque aflora nuestro miedo, visitar un centro de urgencias es más duro por cuanto las vivencias son más extremas y el nerviosismo y lo emocional está a flor de piel.

      Tras varias horas, supongo que por propia regulación inconsciente de nuestra psique, creo que pocas personas pueden soportar ese estado y, como ley de vida, se insensibiliza ante lo que ven sus ojos y toman consciencia de que la vida, a pesar de lo vivido, continúa en su infinidad de matices.

      El humor es una excelente válvula para aliviar tensión. Sin duda.

      Muchas gracias por tus deseos, Isabel, y un fuerte abrazo 🙂

  6. Muchas gracias José. Se habla cada vez más de que las diferencias entre lo real y lo virtual van siendo -no sé si para bien o para mal- cada vez más limitadas. Soy de la vieja usanza, y aunque puedo sentir el sentimiento que tus palabras señalan, espero algún día poder recibir ese abrazo y, por supuesto, corresponder a él con idéntico sentimiento.

    Un abrazo y que prime otra vez el sentido común que nos reconoce miembros de una sagrada naturaleza.

  7. Anoche vi un documental sobre la caza indiscriminada de delfines en Taiji. De cómo este pequeño lugar de Japón abastece a la mayoría de delfinarios del planeta; de cómo matan al resto picoteándoles el craneo; de cómo venden su carne, a pesar de estar cargada de mercurio (mercurio que produce el hombre en su actividad y que llega al mar desde el aire); de cómo en ese lugar se impide hacer fotos, casi parece un centro militar; de cómo hay asociaciones que promueven el cuidado de ballenas y se reúnen en costosos encuentros para sellar con sangre sus manos y generar más beneficiosos lucros.

    No cabe duda, querida Bet, que mientras el dinero nos domine como sociedad, seremos parásitos del Planeta que nos permite la vida, de sus moradores y de nosotros mismos.

    La salvación es una destrucción masiva que aniquile la sociedad tal y como hoy es entendida y figura estructurada, y que los individuos que sobrevivan, inicien un nuevo intento. Sinceramente, hoy en día, es lo que siento.

    Un fuerte abrazo,

    juan
    -El trailer del documental–
    http://www.youtube.com/watch?v=4KRD8e20fBo

    • Isabel

      Desgraciadamente Juan, es justo lo que muchas veces siento…y aunque me duele solo pensarlo… que cambiemos sin pagar nuestra dura factura, me parece imposible…:( 🙁

      • Sé que hay que ser optimista, que hay que ver la luz del tunel, que si nos convertimos en pequeños faros individuales, la utopía de un cambio, de un renacer, será imposible. Aun así, cuando a veces percibimos destellos de la magnitud del daño que el hombre está haciendo al resto de los seres vivos y a nuestro único planeta… Cuando somos conscientes de cuantas personas aún ni se han planteado siquiera la interdependencia a la que estamos sometidos con el resto de la Existencia… cuando todo se limita a nuestra franja vital de cincuenta, sesenta, noventa años… cuando las corporaciones se comportan como entes tan inhumanos como perversos ante su idolatría al lucro por el lucro… Ahí, es bueno volver a la caverna 🙂

        Un fuerte abrazo y gracias 🙂

        juan

  8. cristina rocha

    desde hace muchos años, a pesar de que no tengo tantos, me preocupa el tema del cuidado del medio ambiente y he enseñado a mis alumnos a reciclar y lo hago ! en mi hogar… trato , pero podría hacer mucho más. Este e-mail a uno le hace tomar conciencia de lo inconciente que es. Gracias a quien lo creo y … a trabajar por la salud del planeta . Tratemos de poner cada uno un poco

    • Gracias Cristina. No hay duda alguna -o no debiera haberla- en que el futuro depende de quien ahora son niños. Nuestra misión es intentar que crezcan en terreno sano y «abierto» al sentido común que nos muestra y ofrece el libro de la vida.

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