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Ante un año que es vaticinado como catártico, en el que parece vamos a ser testigos y quizás partícipes de grandes cambios individuales y colectivos, creemos que es bueno no caer en la inculcada tendencia de acumular más miedo y zozobra.

Junto a la crisis económica, política, medioambiental o social que experimentan gran parte de los países del mundo, existe una inquebrantable razón para la esperanza, y es el poder y la sabiduría de la vida para perpetuarse a sí misma.

Siempre ha habido personas que han sabido ver estar realidad y vivir acorde a ella. Según parece, este año que comienza culminará este proceso en muchas personas de forma «minoritariamente masiva». En todo el planeta, individuos o pequeños grupos tratarán de expresar esta necesidad de cambio a una nueva era, a un nuevo Renacimiento, así como otras tratarán de mantener viva la llama de la esperanza donde parezca que ésta haya sucumbido ante la inconsciencia humana.

Feliz y Luminoso 2012 para todos y entre todos. Que así sea.