Saber esta verdad del Amor toma un segundo, una eternidad o una vida. La enseñanza es bien sencilla, pero cada uno ha de llegar a ella en la complejidad de su propio camino .
No sabemos por qué razón, aprendemos a reaccionar de una manera errónea cuando somos heridos en nuestros sentimientos. Cuando hieren nuestro corazón, nuestra dignidad, nuestra entrega, tendemos a bloquear nuestro sentir -a «trancar las puertas de nuestro corazón», a aislarnos-. Creemos erróneamente que al hacer esto, al no permitirnos sentir, al no abrirnos al sentir, evitaremos una nueva herida, un nuevo impacto de dolor. Sin embargo, al hacer esto, lo que conseguimos es mantener encubado en nuestro corazón -en nuestro interior, en nuestro cuerpo- esa sensación de dolor que nos negamos a experimentar.
Creemos también erróneamente que al no abrirnos al sentir conseguiremos «endurecernos», bloquear nuestro corazón antes nuevas flechas de amargura y desilusión, y a la larga, dejaremos atrás ese antiguo dolor que de sólo recordarlo aún nos hiere.