Esta escena de la película «La misión» es una bella metáfora de nuestra existencia.
Robert de Niro interpreta a un mercenario tratante de esclavos (Rodrigo Mendoza) que busca la expiación de sus pecados acompañando a un misionero. Juntos, se adentran en la selva en busca de un poblado indígena. Mendoza, para darle más valor a su penitencia, escoge durante el camino las sendas que exigen mayor esfuerzo, por complicación y riesgo. Además, como carga de su pena, arrastra atado a su cintura un fardo lleno de objetos pesados, como expresión física de sus culpas y pecados…. (más…)